Cambio de monedas y billetes

«En los años 90y principios de los 2000 era una bacanal de cambios». Así lo describen quienes trabajaron en el sector cuando no existía el Euro. Imagínate una ciudad como Barcelona, llena de turistas de diferentes países con su propia divisa y, para hacerlo aún mas morboso, en un tiempo donde no había apenas sistemas electrónicos y todo se pagaba con dinero en efectivo.  Seguro que hasta el señor cangrejo hubiera dejado el Crustáceo Crujiente para dedicarse al cambio de divisas.  

Pues eso ya es agua pasada. 

El primer golpe al modelo de negocio.

Al menos en lo que se refiere a España, la entrada del euro fue un bache complicado para las oficinas de cambio de divisas. De repente la cartera de clientes se redujo en mas de la mitad, pues si en todos los países vecinos se utilizaría la misma moneda ¿Quién querría cambiar?

Pero, con todo y euro, el negocio seguía siendo rentable, pues no es que se perdiera dinero, pero si se dejaba de ganar. 

La entrada de las nuevas tecnologías

Por allá por el 2008 empezaron a entrar en la vida de la mayor parte de la sociedad los dispositivos móviles. Cierto es que, al menos al principio, los dispositivos era muy muy limitados y no era precisamente barato tener conexión a toda hora. Pero eso no duró mucho tiempo. Antes de que nos quisiéramos dar cuenta, ya estábamos saturados de información y teníamos a la mano el santo grial informativo compuesto por un teléfono celular con conexión continua y unos motores de búsqueda que, ya desde esos años, se preocupaban por darte aquello que necesitabas. 

¿En que influyo esto? Pues ya no era tan fácil engañar a los clientes, pues ya podías ver precios en tiempo real o ver el precio de un par de divisas sin mucha complicación. 

Además, el uso de la tecnología trajo consigo la proliferación de los sistemas de pago magnéticos, arrinconando cada vez más al olvidado efectivo, pues, para que vas a llevar un fajo cuando puedes tenerlo todo en una tarjeta de crédito o débito. 

Lo mas nostálgicos recordaran los ya desaparecidos cheques de viajero, emitidos por empresas como Visa o Master Card, pero popularizados por la gran American Express. 

Estos cheques pueden ser un buen ejemplo del cambio tan repentino en el mercado de cambio de divisas, porque funcionaron hasta casi el año 2015, de la siguiente forma:

Ibas a la oficina de American Express y comprabas cheques de viajero. Supongamos que comprabas 1000 dólares, entonces, recibías 10 cheques de 100 dólares, o 20 de 50 dólares, o una mezcla. Era el cliente quien decidía. Estos cheques tenían un espacio para dos firmas, la primera, cuando los comprabas, la segunda, cuando los vendías. 

Entonces, al comprarlos, hacías la primera firma, así te asegurabas de que nadie mas que tú podrías cobrarlos. 

Cuando llegabas, por ejemplo, a Barcelona, entonces buscabas la oficina mas cercana de American Express, que solía tener una oficina en las ciudades mas concurridas, y podías acercarte con tus cheques de viajero, presentar tu documento de identidad, hacer la segunda firma y cobrar el contravalor en la moneda local. 

Era una forma de protegerse de los robos, pues si alguien robaba esos cheques no habría forma de cobrarlos, pues se hacía de forma presencial y presentando un documento de identidad. 

Por cierto, quien aún conserve cheques de viajero, la empresa Ria aún los compra. 

Pues lo dicho, que a los pocos años ya podías viajar con tarjetas de crédito o débito, entonces, para que complicarse con otras cosas. 

¿Qué se espera para los próximos años?

Dicen los que siguen en el negocio que al negocio de cambio de divisas le quedan, aproximadamente, unos diez años. 

Este 2023 hay países como Suecia, Dinamarca o Noruega que ya restringen el uso de efectivo, cash, y no son pocos los que guardaban estas monedas y han visto como nadie las quiere comprar. 

Y así, poco a poco, ya los países optan por el dinero electrónico, sustituyendo el efectivo. 

Si quieres comprobarlo puedes buscar un banco, por ejemplo La Caixa, e intentar pagar un recibo. Seguramente te digan que tienes que utilizar el cajero electrónico, pues casi todos han mutado a «Centros de negocios» y ya no manejan operaciones de caja. Por no haber, no hay ni caja fuerte, porque ¿Para que? si ya no hay nada que guardar. 

 

Lo que si puede verse favorecido por este fenómeno es el campo del coleccionismo, pero eso ya lo dejamos para otra entrada. 

Saludos y hasta la próxima.

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